Las alteraciones de las vías lagrimales son comúnmente secundarias a su obstrucción, presentándose un lagrimeo constante que en ocasiones se complica con la infección secundaria que se manifiesta con una gran cantidad de secreción y en caso de presentarse en forma brusca se acompaña de inflamación en la región en que se colecta la lágrima (saco lagrimal), entre la parte interna del párpado y el dorso de la nariz. Dependiendo de la alteración puede manejarse con un sondeo simple, la intubación del sistema lagrimal con un equipo diseñado para ese fin, o la cirugía para conectar el saco lagrimal a la cavidad nasal.
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